Permisos y realidades de las universidades, empresas y fábricas en el 9M

 

Por Colectivo Raíz

 

El nueve ninguna se mueve. A través de esta consigna colectivas, académicas, organizaciones feministas y, en general, mujeres desde nuestros espacios convocamos a un paro el pasado nueve de marzo, un día en el que no estuvimos y lo manifestamos dejando de consumir, laborar y — en la medida de lo posible— de cuidar a otros para que a su vez pudieran producir. El paro evidenció la importancia de nuestro trabajo, sea remunerado o no: se estima que el impacto económico de “un día sin nosotras” fue de 34 mil 571 millones de pesos[1].

El paro, también resultó en un mecanismo eficiente para que universidades, empresas y fábricas se transformaran de un día para otro en lugares feministas, con perspectiva de género y preocupados por las violencias que atraviesan a las mujeres. Al menos, eso difundieron en los comunicados y circulares a través de las cuales daban permiso a las trabajadoras de parar.

De manera poco clara o con algunas condicionantes establecimientos, empresas, fábricas, maquilas y escuelas de todos los niveles se adhirieron a un día sin nosotras.

Por ello, decidimos analizar en qué medida este apoyo era una simulación y si en verdad los centros de labores que otorgaron permisos impulsan cambios para favorecer lugares de trabajo más dignos para las mujeres.

Del 10 al 15 de marzo de 2020, desde Colectivo Raíz de Aguascalientes lanzamos una encuesta en línea en la que preguntamos acerca de salario y jornadas dignas, prestaciones, brecha salarial, licencias de cuidados igualitarias y mecanismos para atender casos de violencia de género. Es necesario aclarar que los resultados de este sondeo no son probabilísticos ni representativos; sin embargo, ayudan a obtener datos y generar indicadores acerca de la perspectiva de género en los centros de trabajo de Aguascalientes.

genero

En la encuesta participaron 156 personas, el 95% mujeres, la mayoría entre los 25 y los 35 años con licenciatura o posgrado en curso como último grado de estudio; más de la mitad de las participantes trabajan en empresas privadas, seguidas por las servidoras públicas y empleadas de universidades y centros educativos.

escolaridad

A pesar de que la mayoría de las participantes se encuentran en una posición favorecida con respecto a otras trabajadoras —por ejemplo, mujeres que laboran en maquilas textiles, las cuales representan el 5% de las participantes de la encuesta— casi una cuarta parte de las participantes manifestó no contar con seguridad social ¿Cómo puede tener perspectiva de género un centro de trabajo que no se preocupa por la salud de las mujeres que trabajan ahí? ¿Cómo protegen a las trabajadoras en aspectos de salud que las impactan de manera diferenciada, por ejemplo, durante el embarazo?

ambito laboral

El 40% de las participantes reportan que las mujeres de sus centros de trabajo —universidades, dependencias gubernamentales— perciben un menor salario que sus compañeros hombres, a pesar de llevar a cabo un trabajo de igual valor.

Lo anterior, es sólo un síntoma de lo que sucede en un país en el que, a pesar de contar con posiciones ocupacionales y escolaridad similares, los hombres reciben en promedio un ingreso laboral por hora trabajada 34.2% mayor al de las mujeres[2]. Esto, sin tomar en cuenta el ingreso no pagado por los trabajos reproductivos y de cuidado, los cuales son desempeñados generalmente, y de manera gratuita o precaria, por las mujeres.

mismo salario

Junto con lo anterior, y en relación con lo problemático que resulta no considerar a los cuidados un trabajo, en casi la mitad de los centros de labores no hay derecho a licencias igualitarias para el cuidado, ni se garantizan las guarderías para las y los hijos de las madres trabajadoras. Esto, contribuye a perpetuar la idea de que los cuidados son una obligación únicamente de las mujeres y que éstas deben anteponer su ser madre ante su vida profesional.

73% de las participantes de la encuesta contestaron que en sus centros de trabajo no hay mecanismos para atender casos de violencia de género.

En más de la mitad de estos lugares  —recordemos, en su mayoría empresas, universidades, instancias gubernamentales— las trabajadoras no tienen forma de defenderse de violencias que las impactan de forma diferenciada con respecto a sus compañeros ¿De qué sirve dar permiso de parar si no hay manera de inconformarse con aquello por lo que paramos?

mecanismo denuncia

Después del paro queda mucho que reflexionar y exigir para que los centros de trabajo sean lugares más dignos para todas. Sin embargo, ejercicios como este nos permiten evidenciar que, mientras los lugares de trabajo se autoproclaman como espacios seguros e igualitarios, trabajar por la no discriminación en el empleo sigue siendo necesario.

 

 

 

1 Ángel Arturo, Ureste Manuel y Sandoval Francisco. “El 9M en datos: Sin las mujeres, 200 mil escuelas afectadas, cientos de bancos sin operar y pérdidas millonarias”. Animal Político. 10 de marzo de 2020. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/2020/03/mujeres-paro-datos-escuelas-bancos-perdidas/
[2] Solís, Patricio. (2017). “Discriminación estructural y desigualdad social. Con casos ilustrativos para jóvenes indígenas, mujeres y personas con discapacidad”. Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Recuperado de: https://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Discriminacionestructural%20accs.pdf

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