Tecno-cuerpos*

Por lo cuir
Gerardo Contreras

En los pasados tres años de vida universitaria, había pisado el gimnasio escolar menos de 5 veces. Este año, el cuarto, había decidido que dicho comportamiento cambiaría. Me prometí que iría, al menos, dos veces por semana a hacer 30 minutos de spinning o elíptica.

A finales de agosto, la edición británica de Cosmopolitan presentó su portada para el número de octubre.1 En ella presentaba a la modelo plus-side Tess Holidays en el centro de la imagen con un bikini verde eléctrico de cuerpo completo. Tess se mostraba confiada, radiante y un poco coqueta. Para muchas, incluyéndome, era una imagen que reconocía la belleza de los cuerpos distintos y tenía una función de restaurar el daño inmensurable de la industria de la moda sobre el mito de la belleza.2

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Como cualquier otro triunfo, la imagen despertó en redes sociales una ola de reacciones que la satanizaban. En aspectos generales, los argumentos clasificaban a la portada como una imagen terrible porque ignoraba los efectos en la salud del sobrepeso. Si bien existen una diversidad de cuerpos, estos pueden ser juzgados—dirían los internautas—si provoca daños a la salud de individuo.

Debemos admitirlo, utilizar “la salud” como argumento es convincente y tiene una carga emotiva importante. Incluso, me hicieron pensar dos veces si la imagen de Tess Holidays era positiva.

Pero, ¿en realidad el cuerpo de Tess representa un peligro para la salud? ¿Qué cuerpos contravienen la salud? Más bien, ¿qué cuerpos tiene derecho a contravenir la salud?

Prometí que este año iba a comer sano. Dejar de consumir tanta cafeína y azúcares. Según yo, voy a tomar a comprometerme a la dieta vegetariana. Comer sin sangre, comer sin crueldad, ¿comer soya?

La realidad es que argumentar sobe la salud en el caso de Tess Holidays, pero no en las imágenes de Kim Kardashian o de algún actor que participa en las películas de Marvel, es una forma nueva de hacer body-shaming. Sólo utilizamos “la salud” cuando la imagen nos repugna, pero no cuando ella nos atrae. No hablamos de la salud cuando vemos los cuerpos femeninos saturados de estrógeno y silicona, ni mucho menos cuando son cuerpos masculinos llenos de esteroides, testosterona y alcohol.3

Si bien la corporalidad de Tess le va a conllevar ciertos daños de salud, estos no son diferentes a los daños que tendrán las modelos o los actores que han modificado con ayuda de sustancias sus cuerpos.

Tal vez el sobrepeso produzca problemas de circulación, pero también lo ocasiona el uso de esteroides o el abuso de “bebidas de proteína”.

Tal vez el sobrepeso conlleve a la diabetes. Tal vez el uso de sustancias moldeadoras (silicona y aceites) aumentan la probabilidad de contraer infecciones.

Tal vez el sobrepeso reduzca la movilidad, mientras que el uso de hormonas tal vez produzca malfunciones en el sistema endrocrino y reproductivo.

En otras palabras, todas las corporalidades que nos presenta la media, desde Tess hasta Chris Hemsworth, contravienen en algún grado la salud.

Incluso, las opciones que nos ofrece el mercado para “mejorar la salud” son ataques a ella. Las soluciones son bebidas de Herbalife, paletas que quitan el hambre,4 suscripciones al gimnasio y dietas imposibles. Si bien todas aquellas opciones pretenden asegurar un cuerpo “saludable”, éstas provocan que los cuerpos se vuelvan pequeñas fábricas farmacoquímicas. ¿Qué tiene de saludable un cuerpo producido a partir de alteraciones químicas? ¿Por qué un cuerpo grande puede ser clasificado como enfermo, pero no un cuerpo basado en esteroides y bebidas nutricionales?

He prometido hacer muchas actividades sobre mi cuerpo. Sin embargo, es fecha que no me he comprometido a no tener remordimientos por comer o a no sentirme avergonzado frente al espejo. ¿Este año también puedo prometer no castigarme?

Mi defensa a la bella portada de Tess Holidays se pasa en denunciar la hipocresía. Una que prefiere concentrar su denuncia de los daños a la salud sobre cuerpos no deseados, mientras acepta los peligros que están produciendo los nuevos cuerpos. Esa que castiga a Tess, al mismo tiempo que alaba el cuerpo químico de Kim o Chris.

Si nos vamos a tomar en serio el argumento de “la salud”, primero critiquemos a los nuevos cuerpos que funcionan como pequeñas fábricas químicas. De lo contrario, criticar el peso de una mujer por su salud, al mismo tiempo que se felicita a un hombre por beber sus “licuados de proteína”, sólo consistirá en una nueva forma de body-shaming.

Me gusta ir a albercas. No porque me agrade nadar o hacer clavados (de hecho, le tengo miedo a estos últimos).

Me gusta ir a una alberca porque es el momento en que me puedo dar cuenta que ningún cuerpo es perfecto. Hay múltiples cuerpos: de distintas formas, colores, bellezas y fallas. Aunque lo decimos como mantra en el feminismo, en ocasiones es difícil recordarlo cuando idealizamos cuerpos cubiertos de ropa.

En fin, quiero ir a una alberca para recordar que mi cuerpo es normal, que está bien y, sobretodo, que estoy bien.

 

Gerardo Contreras
Estudiante de políticas públicas y asistente de investigación en el CIDE. Nerd de los estudios de género.
Contacto: @00Ger

 

* El artículo está inspirado en el libro Testo Yonqui de Paul B. Preciado.

  1. Véase en Laura Capon, “Why the feedback to our Tess Holidays shoot proves this is the magazine cover we all needed”, Cosmopolitan UK, 30 de Agosto de 2018, disponible en https://www.cosmopolitan.com/uk/fashion/a22872539/tess-holliday-cosmopolitan-magazine-cover-uk/
  2. Naomi Wolf, The Beauty Myth, 2 ª ed.(New York: Harper Perennial, 2002), 12.
  3. Paul B. Preciado, Testo Yonqui, 3ª ed. (Madrid, Espalsa, 2008), 91, 125 y 130.
  4. La paleta a la que se refiere es una paleta para la supresión del apetito de la compañía Flat Tummy Co., véase en Helena Horton, “Warning over ‘appetite suppressant’ lollipops advertised by Instagram celebrities as they send ‘toxic’ message to young girls”, The Telegraph, 16 de mayo de 2018, disponible en https://www.telegraph.co.uk/news/2018/05/16/warning-appetite-suppressant-lollipops-advertised-instagram/

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